cartas + 2014 abril 24

LA NUEVA CREACIÓN

(Primer Domingo despuès de Pascua)

Tiene razón Tomàs: si el Resucitado no muestra las señas que el pecado ha imprimido violentemente en su cuerpo, la fè no sirve. De hecho Juan remarca que "los discípulos se alegraron de ver al Señor" sòlo despues que "les mostró las manos y el costado". Si nuestra profesión es sólo "Creo en la resurrección de los muertos", nuestra fe es vaciada de la proclamación central de la Buena Nueva de Jesús: Dios opta por los pobres, resucita a la víctima y acusa al victimario. De hecho dice: "Por los sollozos del humilde y los gemidos del pobre, yo surgirè —dice el Señor— y daré mi ayuda al que suspira por ella" ( Salmo 11 ). Lo difícil de la fe no es creer en Dios, ni que Él puede resucitar a los muertos. Lo difícil de la fe es buscar y ver a Dios en la víctima, tomar decididamente su parte –pagando las consecuencias– y “soplar” dentro de las miserias de este mundo el espíritu de la resurrección, devolviendo a los mìseros la esperanza . Es entonces que ellos te reconocen como hermano, Dios viene glorificado, y también a ti te dirá: “Este es mi Hijo amado, en quien pongo mi complacencia”.

Pero volvamos al comienzo del texto. El domingo pasado – lo hemos subrayado– el protagonismo lo tenìa la tumba de Jesús: vacía! Aquí aparece, como en filigrana, otra tumba, esta vez llena, la de los discípulos: es "de noche"; los discípulos están empapados de "miedo", que es la muerte de la fe y de la relación con Dios; el lugar donde se encuentran está "cerrado", no abierto al mundo ni a la vida.

¿Cómo se da la resurrección aquí?

En Marcos 03:14 se describe el comienzo de la "movimiento histórico" de Jesús: "Instituyó Doce para que estuvieran con él y para enviarlos". Dos verbos, dos momentos que se alternan continuamente: "estar" con Jesús y ser por él "enviados". Es el respiro de la vida. Ese movimiento histórico habia sido bruscamente  interrumpido por la violencia de la cruz: Jesús ya no estaba con ellos! Juan toma con audacia los dos verbos y describe el comienzo nuevo del "movimiento", que ya no se acabarà mas: "Jesús vino y estuvo en medio y dijo: Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo".

Es en el estar de Jesús con ellos que la paz hermosa, vivida durante tres años y desaparecida desde tres días, completamente disuelta en el ácido de la tragedia de la cruz, se les devuelve en plenitud como primer don de Resurrección. Pero Jesús, inmediatamente, sin demora, "les muestra sus manos y su costado", o sea muestra a sus discípulos, una vez más (como siempre hacia), la humanidad agotada y sufrida, vìctima del pecado del mundo, que es la codicia, con la mentira y la violencia, sus esclavas leales y necesarias. Este pecado roba al pueblo y lo deja en la desesperación: en 2013, en Italia, cada dos días, sin que ninguno de los "poderosos" se haya alguna vez preocupado de esto, se quitó la vida, por desesperación, un empresario en quiebra o un trabajador despedido. Dice de modo muy eficaz el Salmo 13: "No entienden nada todos los impíos, que devoran a mi pueblo como el pan?". Esos "poderosos" son sùbditos pasivos del sistema neoliberal y este ùltimo ya erigiò a sus ídolos en el mundo: el Mercado y sus Bancos, a los cuales hay que rendir homenaje con sacrificios sangrientos. No hay paz, es inútil la fe, la misión desaparece, si no se mira con pasión –que genera una santa ràbia y proféticas acciones– a las heridas de los desposeídos, si no hay un compromiso serio de identificación con las víctimas de este sistema, y la denuncia franca de esto.

"Los discípulos se alegraron de ver al Señor":  quien ve las llagas de Jesús resucitado, ve las llagas de la humanidad que hay que resucitar, y en la comunión con ellas recibe la misteriosa alegría prometida.

 

La resurrección es la nueva creación.

Como en el Evangelio del domingo pasado fue la tumba a ser nombrada siete veces (plenitud), en este Evangelio es Jesús resucitado a ser nombrado siete veces: no es la tumba que tiene la última palabra, sino Jesús. Y este Jesús vivo, ahora "sopla el Espíritu Santo" y nos hace jueces del pecado del mundo. El de Jesús retoma el Soplo Creador (Génesis 2:07), y el perdón de los pecados –resurrección histórica– se convierte en la Nueva Creación.

La negaciòn del perdón es para los que cometen el pecado contra el Espíritu: no será perdonado al Sistema neoliberal, que utiliza la palabra como droga, que roba, mata y destruye, llama "Bien" todo esto y no quiere convertirse!